Asier Altuna: «El cine va mas allá de un idioma, es un lenguaje en sí mismo»

Por Chusa L. Monjas · 21 septiembre, 2015

Compite por la Concha de Oro con Amama

Asier Altuna espera que llegue el día en que nadie le  pregunte por qué rueda en euskera, que en su caso se da de forma natural porque en su casa, en su trabajo y cuando escribe un guión lo hace en esta lengua. Con esto no quiere decir que siempre vaya a filmar en euskera “porque no es un dogma o una decisión tomada de antemano. El cine va mas allá de un idioma, es un lenguaje en sí mismo. Creo que el cine en euskera tiene un gran futuro porque al ser una lengua minorizada necesitamos hacer un esfuerzo doble para tener visibilidad y abrirnos a otros mercados. Y ahí es donde nos superamos a nosotros mismos”.

Lo cierto es que su película, Amama, es la segunda en euskera que competirá por la Concha de Oro. “Llevo 20 años haciendo cine en euskera y diez desde que estrenamos Aupa Etxebeste! En estos diez años se han hecho varias películas en esta lengua, de todos los genéros, por lo que tanto Loreak como Amama reflejan la madurez del cine vasco y son el tipo de historia que puede tener buena acogida y recorrido en festivales. Creo que este es el camino a seguir con el cine en euskera. Cine con personalidad, sencillo y de calidad, que se pueda programar en festivales y que esto le abra puertas para ser distribuido fuera de aquí. Además, este éxito del cine vasco tiene que ver mucho también con la calidad de los técnicos que tenemos aquí –en los créditos de  Amama  se repiten muchos nombres del equipo que trabajó en Loreak–“.

Es su tercera visita al certamen, donde consiguió el Premio de la Juventud con Aupa Etxebeste! y presentó, fuera de competición, el documental Bertsolari, y no le impone estar en la sección oficial. Al contrario, le alegra muchísimo porque dice que no tiene nada que perder. “Voy sin ninguna presión a disfrutar, a conocer gente y a vender la película. Y no voy a negar que me gusta competir, siempre”, reconoce el creador de una obra “insólita” para nuestra cinematografía “porque retrata de una manera especial el final del mundo rural. Sorprenderá a muchos por la fuerza de sus imágenes. También por el punto de vista de la protagonista, una mujer joven y fuerte”.

De la necesidad personal de hacer una película en torno al caserío nace Amama, que es la evolución de otra producción, una comedia, que se alegra de que no llegara a buen puerto “porque nunca hubiera sido tan sincera, tan personal como Amama”. El cineasta  habla de un mundo que conoce muy bien. Ha puesto mucho de su parte en esta historia familiar que cuenta la relación conflictiva entre un padre y su hija a través de imágenes “sugerentes y surrealistas” que le han perseguido durante años.

El eje central de la película emerge de un poema de Kirmen Uribe que le impresionó tanto que lo adaptó a la narración. “El poema cuenta los problemas de comunicación que tienen un padre y su hija. Habla de dos generaciones que no comparten el mismo idioma y, aunque duerman bajo el mismo techo, no se encuentran, porque viven en mundos diferentes”, declara Altuna, que tiene muchas ganas de que Kirmen Uribe vea la película. Los pronósticos son muy buenos porque al escritor le encantó el guión.

Vivió en un caserío hasta los 18 años, y confiesa que forma parte de esa cadena de transmisión que se ha roto, de ese cambio brutal que se ha dado en el mundo rural. Miembro de esa generación para la que el caserío ya no es el centro del mundo, Altuna dice que nada de lo que se cuenta en el filme le ha pasado. “No es autobiográfica en ese sentido, aunque yo haya vivido esas experiencias, la película es una ficción”. Una ficción que, a la vez, ha sido como volver a su infancia. “Están muy presentes algunas imágenes que son parte de mis recuerdos reales e imaginados. Mi abuela se parecía mucho a la Amama, sobre todo en la actitud, en esa manera de estar en la cocina presente y a la vez ausente, o al menos así la recuerdo. Las secuencias de toda la familia recogiendo la hierba también me llevan directamente a mi infancia”, revela.

En su primer largometraje de ficción en solitario , tras realizar varios trabajos con Telmo Esnal, que en este proyecto ha sido su ayudante de dirección, ha participado en la elaboración del guión y ha sido el “perfecto” consejero de montaje. También ha contado con “el mejor equipo técnico que se pueda tener, no sólo por la calidad de los profesionales, sino por su implicación desde el principio en este proyecto, que he afrontado con mucha confíanza y seguridad, y con muchas ganas”.

La siguiente estación es San Sebastián, donde confía en que la película se pueda abrir internacionalmente y generar un buen boca a oreja de cara al estreno en septiembre. No piensa en el palmarés, pero le haría mucho ilusión que reconocieran su trabajo, “no solo por una cuestión de vanidad personal, sino porque es una gran ayuda para que la película se vea y tener oportunidad de seguir haciendo cine”.

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