Rosa Vergés y el cine como un continuo aprendizaje

11 junio, 2024

La cineasta, Gaudí de Honor 2024, visita la Academia y mantiene un encuentro con el público junto a Fernando Méndez-Leite

Directora, documentalista, divulgadora, docente y guionista, Rosa Vergés es muchas cosas y todas convergen en el cine. Considerada por muchos críticos como una de las puntas de lanza del relevo del cine español junto a realizadores como Álex de la Iglesia, Chus Gutiérrez y Enrique Urbizu, la cineasta barcelonesa es una de las pioneras del cine catalán, una de las que abrió camino a las generaciones posteriores cuando apenas había directoras.

Rosa Vergés es cine, y ello le ha valido el reconocimiento de la Acadèmia del Cinema Català, que ha premiado en 2024 con su Gaudí de Honor la multidisciplinar trayectoria de Vergés. El martes  visitó la Academia para celebrar un encuentro con el público junto al presidente de la institución, Fernando Méndez-Leite, con quien repasó su carrera  desde sus inicios hasta este premio honorífico, y presentó su ópera prima Boom Boom.

“Este reconocimiento me remite al Goya a la Mejor Dirección Novel que me concedió esta Academia —precisamente por mi primer largometraje—, que para mí fue un salto importante desde los créditos finales, donde había figurado como meritoria de dirección, hasta verme en los créditos iniciales. Fue ahí cuando tomé conciencia de que, fuera cual fuera mi posición, si me dedicaba al cine viviría el resto de mi vida en equipo y teniendo en cuenta lo que aportas y lo que te aportan”, comentó la directora, quien también destacó que el cine, al que ha dedicado toda su vida, “es una profesión en la que hay que estar en continuo aprendizaje”.

Sus inicios como meritoria de dirección, como script y como ayudante junto a Vicente Aranda o Bigas Luna no hicieron más que seguir alimentando su pasión por el séptimo arte. Fue precisamente junto a Luna, en Angustia, donde desempeñó su último trabajo como ayudante. “Ahí empecé a juzgar a los directores y a pensar en cómo haría yo las cosas, y fue también él quien me animó”.

Fue entonces cuando debutó en la dirección con Boom Boom, una comedia que recoge y traslada el espíritu de Tristán e Isolda a la Barcelona de los años 90, una ciudad en pleno proceso preolímpico. “Ganar el Goya fue una sorpresa mayúscula, porque fue muy poco habitual debutar con una comedia, pero lo hice con la sensación de hacer lo que más me gustaba, con la sensación de hacer un gran trabajo”.

A partir de ahí, Rosa Vergés ha explorado diferentes géneros como el documental, o se ha adentrado en el cine para los más pequeños con Tic Tac. “Hice esa película porque quise acercarme a los niños y porque consideré que tenían derecho a formarse como espectadores. Fue un proceso muy bonito y conseguimos que se proyectara en el Festival de Berlín”.

 

El maestro Borau

Vergés acompañó como vicepresidenta a José Luis Borau en su mandato al frente de esta casa, una época en la que, “me impliqué por el bien común, con mi maestro más importante. Alguien como él llegó en un momento importante de crecimiento del cine español y le dio mucha autoestima y prestigio”, dijo, y puso en valor el empeño de Borau en la formación de las nuevas generaciones de cineastas con la fundación de escuelas como la ECAM y la ESCAC. “Si ahora viera la cantidad de cineastas que han salido de estos centros y que han contribuido a prestigiar el cine español, se sentiría satisfecho”.

En el marco de la colaboración con la institución catalana, Vergés visitó la Academia dentro del intercambio que realizan ambos organismos para poner en valor sus premios honoríficos. Hoy será el turno de la presentación en Barcelona, donde se proyectará el documental Juan Mariné, un siglo de cine, de Maria Lluïsa Pujol, en un acto en el que intervendrán la presidenta de la Acadèmia de Cinema de Catalunya, Judith Colell, y el presidente de la Academia, Fernando Méndez-Leite.

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